10 de noviembre 2017, viernes. Hoy es mi cumpleaños, es la septuagésima vez que ocurre y me hace muy poca gracia, a esta altura de mi vida, recordar mi edad, no sé cuántas veces más volveré a lamentar otro aniversario; ciertamente no serán las bíblicas 70 veces siete, ni 40 ni 30. Sólo Atropo lo sabe y no la conozco, tampoco tengo su e-mail ni sus teléfonos; de tenerlos evitaría contactarla. Y esto me recuerda un chiste que escuché alguna vez por radio: una persona le dice a otra: "me gustaría saber el lugar donde voy a morir"; "¿y para qué?"; "para estar lo más lejos posible".
Por eso, en silencio, ¿ o "tan callando"? -según los estros de Jorge Manrique ya que de la proximidad de la muerte trata, desde que nacemos siempre está cerca, y con cada cumpleaños, mucho más-, hace mucho que elegí festejar mis días de "no cumpleaños"; y no -como le sugiere Humpty Dumpty a Alicia- para recibir regalos durante 364 días sino en la vana ilusión que no llegue el día de mi próximo aniversario Láquesis no deje el huso y Atropo no encuentre su tijera. Con los cumpleaños pasa lo mismo que con las horas: Vulnerant omnes ultima necat, (proverbio latino que, antiguamente, se incluía en los relojes , significa que cada hora que pasa nos vulnera, nos vuelve más viejos y que nuestra última hora nos mata)
Como valor agregado, a principios de este mes se celebra universalmente, con distintos grados de euforia, el Día de los Muertos o el Día de los Fieles Difuntos o el Dia dos Finados; y no el Día de los Vivos o el Día de los Fieles Vivos. Me acabo de enterar que, a propósito del Día de los Muertos, en México, luego del éxito del desfile con el que abre la película Spectre -y donde Daniel Craig, en mi opinión el mejor double o seven, de todos los que han desfilado por la pantalla, para no desentonar con el festejo, deja un tendal de muertos en los primeros 15 minutos de non stop action- desde el año pasado se celebra esa suerte de carnaval de Río de Janeiro, pero con fiambres y esqueletos, inventado por la película.
La paradoja de estos festejos es que sólo podemos celebrar la muerte de los otros, el día que toque festejar la nuestra, no participaremos del desfile. A veces sin saberlo, en consonancia con Humpty Dumpty, los vivos festejamos, durante 364 días, que las Moiras no se acuerden de nosotros; el resto del año en el que Láquesis pesa cuánta lana nos queda para que Cloto continúe hilando nuestra hebra, hasta que Atropo resuelva cortar el hilo de nuestro paso por este valle de lágrimas. In altre parole, todos los días que no son nuestro cumpleaños festejamos el "no cruce del Aquerón". Y con esto del cruce del Aquerón, pero de famosos, o tristemente célebres, muertos, no puedo menos que recordar aquella frase de Clarence Darrow "I have never killed a man, but I have read many obituaries with great pleasure" (Nunca he matado a un hombre pero he leído muchos obituarios con gran placer); otra forma de festejar el día de los difuntos.
Inevitablemente, hoy es mi cumpleaños, atrincherado en metros -cúbicos- de libros leídos y cuadros revisitados, intentaré, ya que no soy ni famoso ni tristemente célebre, escribir mis efemérides y -con un twist cholulo y narcisista- unirla en matrimonio morganático con otros aniversarios de famosos y tristemente célebres con los cuales me identifico en mi Autobiografía apócrifa, así escrito en cursiva porque me parece un buen título para un libro-. Cito a Borges: "…todos los hechos que pueden ocurrirle a un hombre, desde el instante de su nacimiento hasta el de su muerte, han sido prefijados por él. Así, toda negligencia es deliberada, todo casual encuentro una cita, toda humillación una penitencia, todo fracaso una misteriosa victoria, toda muerte un suicidio...".
Nací un 10 de noviembre: el mismo día que Martín Lutero (1483), William Hogarth (1697), Friedrich Schiller (1759), José Hernández (1834), Stephan Zweig (1887) y Mijail Kalashnikov (1919); y de las muertes de Arthur Rimbaud (1891), Kemal Atatürk (1938) y Miriam Makeba (2008) -música de las esferas de los ‘60: Pata Pata, Malaika y Hapo Zamani, están en mis oídos y en mi corazón-. También el día de: la creación del Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos (1775), de la celebración de la fiesta de la Diosa Razón en la catedral de Notre Dame (1793), de aquella frase que dio la vuelta al mundo: “Doctor Livingstone I presume” (1871), de la Kristallnacht (1938), de la caída del Muro de Berlín (1989) y de la proclamación del Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo (2001).
Nací en 1947: cuatrocientos años después de los nacimientos de Cervantes y Mateo Alemán y de la muerte de Hernán Cortés, doscientos después que el autor de Las aventuras del Barón de Münchhausen, cien después que Paul von Hindemburg; la prohibición definitiva de los duelos en Inglaterra y la publicación de la primera entrega de The Oregon Trail de Francis Parkman. Fue el año de: la muerte de Al Capone y de Manolete, del descubrimiento de los Manuscritos del Mar Muerto; el Marshall Plan, la Kominform y el comienzo de la guerra fría; el bautismo de Marguerite Antoinette Jeanne Marie Ghislaine Cleenewerck de Crayencour como Marguerite Yourcenar; la nueva constitución de Japón; el método de datación con el Carbono 14; la creación de la CIA; Full Fathom Five de Jack -the Dripper- Pollock; la primera entrega de Steve Canyon de Milton Caniff -Umberto Eco le rendirá homenajes en Apocalípticos e integrados-; la independencia de India y Pakistán -noveladas por Dominique Lapierre y Ray Collins-; la muerte de Edith Maude Hull -a mi tía Moty y a mi madre les encantaba ese novelón intragable: El árabe, que heredé hace mucho pero recién pude digerir el año antepasado-; Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central de Diego Rivera -verlo justifica un hach a la ciudad México-. Thor Heyerdahl, cinco compañeros, un loro y un cangrejo viajan de la bahía de Callao hasta las islas Tuamotu en la balsa Kon-Tiki -101 días y 4700 millas náuticas noveladas por él mismo-; en Alemania se funda el literario Gruppe 47; en California, Chuck Yeager a bordo del Glamorous Glennis rompe la barrera del sonido y el Spruce Goose de Howard Hughes hace su primer, y único, vuelo de poco más de dos kilómetros; bastante más al norte, Kenneth Arnold ve por primera vez OVNIS y los introduce en el imaginario colectivo.
1947 fue el año de: la publicación en Sur de "La busca de Averroes"; Lo que me gustaría ser a mí si no fuera lo que soy de césaR brutO, La peste de Camus, El diario de Anna Frank y Las criadas de Genet; el permio Nobel de literatura a André Gide; el incidente del barco Exodus y la partición de Palestina entre árabes y judíos -novelados por León Uris-; Mijail Kalashnikov patenta su mítico AK-47 -hasta hoy, activo protagonista e interlocutor de, entre otras, las relaciones políticas entre árabes y judíos y de las narcomasacres en México, ahora rebautizado “cuerno de chivo”-; en Hollywood, el House Committee on Un-American Activities (Comité de Actividades Antiamericanas) comienza sus actividades y a perseguir artistas e intelectuales; en Argentina, el Congreso de la Nación aprueba la Ley Nacional 13010 que otorga derechos cívicos a la mujer; Bernardo Houssay recibe el Premio Nobel de Medicina y en Buenos Aires la calle Victoria -donde en 1872, en la imprenta La Pampa, se editó la primera parte del Martín Fierro- pasa a llamarse Hipólito Yrigoyen; en New Orleans, en el rudimentario estudio de Cosimo Matassa, en la esquina de Rampart y Dumaine, Roy Brown graba su Good Rockin’ Tonight, primer rock’n’roll registrado en disco -Elvis Presley y The Beatles se encargarán de rendirle homenajes-; en un villorrio de Sicilia, Michael Corleone, exilado luego de matar a Sollozzo y a McCluskey, se casa con Appolonia; en algún lugar de Nueva Inglaterra, en el The Enchanted Hunters Hotel, Humbert Humbert hace el amor con Lolita por primera vez; y, en Manhattan, Mike Hammer le dice a Charlotte que agoniza: “It was easy”; el Fondo Monetario Internacional irrumpe para cebar las haciendas de nuestros gobernantes y políticos y desnutrir nuestros bolsillos; en el MoMA se funda la agencia Magnum Photos; Robert Capa publica Slightly out of Focus; en la galería de Betty Parsons el expresionismo abstracto logra su espaldarazo definitivo y Nueva York le robará a París la idea de Arte Moderno. Nacieron Dilma Rouseff, Glenn Close, Rita Lee, Jeff MacNelly, Michel Sardou, Richard Dreyfuss, Sarah Charlesworth, Andrés Rabago García -más conocido por su nom de plume El Roto- Elton John, Tom Clancy, Salman Rushdie, Hillary Clinton, Paul Auster y algunos otros de cuyo nombre no puedo o no pienso acordarme.
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