5 de diciembre. El 29 de noviembre, Maximiliano, Maxi para todos lo que lo conocemos, el encargado de nuestro edificio, me llamó por teléfono porque tuvieron, junto con su esposa y su bebé de meses, un accidente en el auto de un matrimonio amigo. El auto quedó destrozado y se salvaron de milagro, aunque los cinco bastante contusos; el que más riesgo pasó fue el bebé -luego de una tomografía, debió quedar un par de días internado-. Los dos días posteriores estuvieron cruzados por mensajes de texto donde, Maxi me contaba de sus angustias como padre, también de los noticieros donde se comentaba el accidente y la filmación de los dos vehículos destruidos y me pasaba links para ver los detalles macabros. Pero la historia continuó los días siguientes cuando, con su bebé fuera de peligro, Maxi volvió a su trabajo. Durante un par de días contó de sus padecimientos y angustias a otros encargados de la cuadra y a los vecinos del edificio, a la par que mostraba las fotos y les enviaba los links para que vieran el noticiero. En medio de su angustia y desgracia me acordé de la frase Otto Dix “Seré famoso o tristemente célebre”, de algunas fotografías de Wee Gee, el fotógrafo de asesinatos -“Murders, were the easiest to photograph because the subjects never moved or became temperamental.”- Casi sin saberlo, Maxi estaba redactando un episodio nuevo para sumar a los otros 20 de aquella inolvidable película de mediados de los 60 del siglo pasado de Dino Risi I Monstri. Vale la pena verla o volverla a ver.
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