15 de enero. Recuerdo haber leído en 2011 que un so-called profesor de literatura de una universidad de Alabama había leído varias veces Las aventuras de Huckleberry Finn para llegar a una conclusión digna de Carlos Argentino Danieri y es que la palabra nigger aparecía 299 veces. Trascartón una editora del estado de Alabama resolvió publicar su edición políticamente correcta, donde la palabra nigger fue cambiada por esclavo. Una de las argumentaciones de este homínido letrado fue que su hija tenía su mejor amiga afroamericana -quizás le faltó agregar a este siluro "no somos racistas, mi hija tiene una amiga afroamericana"- que no podía leer Las aventuras de Huckleberry Finn porque le molestaba la palabra nigger, tengo para mí que no podía con él porque se aburría, y esto tampoco es un problema; no creo que hecha la sustitución de nigger por slave, el libro fuera más del agrado de la amiga. Quizás olvidó, este golem de Pierre Menard, que en Pulp Fiction de Tarantino la palabra nigger, en boca de niggers es casi un lugar común. Así también lo imagino, luego de sus clases de literatura, yendo a comprar zapatos a una tienda políticamente correcta de su ciudad de Alabama: "¿Por favor señor vendedor, quisiera un par de zapatos tipo derby brogue color afroamericano?"; "Con todo gusto señor, ¿qué tono de afroamericano busca?, en este momento los tenemos en Ibo, Mandingo, Bantú, Tuareg, Magrebí, Eritreo, Tutsi y Hutu; "Mire, me lo pienso bien, mejor me llevo unos zapatos color afrikaaner nomás, es mas chido." Porque es bien cierto que dios está en los detalles, frase atribuida a Mihes Van der Rohe, sin embargo parece ser que la tomó prestada de Flaubert quien a su vez se la birló a San Agustín; ya no importa quién fue el autor. Lo que sí importa es que Dios está en los detalles. Y los detalles están en las palabras. Si Eróstrato entró en la historia -Marcel Schwob y Sartre dejarán constancia- por haber incendiado el templo Artemis en Efeso y hoy todo el mundo sabe su nombre, aunque no el del arquitecto de ese templo, no será el caso de este dómine hijo de una chingada. Y mal que le pese a él y a su editor de Alabama, los niggers de Huckleberry Finn seguirán siendo niggers, porque entre otras cosas esa novela es un bildungsroman y en ella el nigger Jim le da a Huck lecciones de lealtad, ética, moral y amistad -los muchachos del Ku Klux Klan de Alabama podrían discrepar con Jim ya que el año pasado subieron el listón y fueron noticia en la BBC cuando presagiaron una all out race war-. Y Dios está en los detalles porque nigger is beautiful, el racismo no está en la palabra sino en quien la lee y pretende imponernos su acepción; pasando por alto también por qué el autor, en su momento, la eligió.
Pero además he leído en varios diarios esta semana que en el Rijksmuseum de Holanda los términos "indio", "negro" "moro" o "enano" serán eliminados en 2016, un proyecto políticamente correcto que le cambiará el título a cerca de 300 obras -espero que algún profesor de literatura de los países bajos no se le ocurra hacer una versión en neerlandés de Otelo el beréber de Venecia-. Imagino de llegar esta versión a los curadores de los museos donde figuren los enanos de Velázquez, de ahora en más "seres humanos de una estatura sensiblemente menor de la media." Por no hablar de aquel primer libro de cuentos de Alberto Laiseca que, de ahora en más devendrá para las futuras generaciones en Matando ciudadanos de estatura sensiblemente menor a la media a garrotazos. Recuerdo, por los años en que viví en Brasil, que un diputado tuvo una ilustre idea de pedir que se prohibiera la palabra morfético -leproso- y se usase hanseaniano -víctima del bacilo de Hansen-. Y ya que hablamos de afroamericanos y de lepra, un viejo proverbio Creole de Haití dice Lepé dit aimé ous pendant li rouge doighte ous. -La lépre dit qu’elle vous aime pendant qu’elle vous ronge les doigts. Mientras te come los dedos, la lepra dice que te ama-.Dios está en los detalles, mientras escribo estas líneas busco en You Tube Joshua Fit the Battle of Jericho, en la versión de ese blanco de Memphis que cantaba con modulaciones y contoneos de nigger, Elvis the Pelvis, Joshua fit the battle of Jericho / Jericho Jericho / Joshua fit the battle of Jericho and the walls come tumbling down. Y no está mal recordarlo, en Jericó los espías de Josué se escondieron en la casa de Raab que les dio asilo, a raíz de lo cual se ganó el respeto y la protección de Josué. Caídos los muros de Jericó, Raab se avecindó, junto con su familia, en medio de Israel. Ahora, hasta que dejó Jericó Raab era una bitch, trola, pelandrusca, gato, escort o puta y hoy -Alejo Carpentier dixit- "la contamos entre las abuelas del señor." ¿O, en los modales del dómine de Alabama, deberíamos decir que Raab era una trabajadora sexual?
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