19 de marzo, sábado. Un antiguo proverbio Creole de Louisiana dice Coupé zoré milet fait pas choual -cortarle las orejas a un mulo no lo hace caballo-. Una clara alusión a la condición de esclavitud ya que la palabra mulato -en francés mulâtre en inglés mulatto-deriva de la palabra mulo, bestia de carga por excelencia, lo cual hace de la etimología de esta palabra un exónimo peyorativo y discriminatorio -las espaldas de los esclavos, negros y mulatos, eran los primeras en celebrar la discriminación-. De allí este proverbio, porque todo proverbio es como la moraleja de una fábula, resume y sintetiza un relato con intención crítica o "didáctica"; otro tanto ocurre con algunos dichos, refranes o aforismos. Toda esta reflexión previa es a propósito de la costumbre de viajar y sobre cierto tipo de turistas, porque hace mucho tiempo que vengo incubando un prejuicio, cuando uno viaja se vuelve un poquitito xenófobo; empieza a odiar ciertas costumbres o hábitos que son la marca de otros viajeros, por lo general en lo que hace a modales o prácticas y, más todavía, al turismo de cierto tipo de miserables. Y este prejuicio parte de pensar en los orígenes del turismo moderno como forma de aprendizaje, que viene de la idea del Grand Tour, práctica que tuvo sus orígenes en Inglaterra en el siglo XVII, y que los jóvenes británicos de clases acomodadas cumplían como un rito iniciático porque era parte de su educación. Un pequeño ensayo de lord Bacon "De los viajes" da una suerte de guía para aprovechar al máximo este hajj rumí y anglosajón. Aunque hay turistas y turistas, que los hay que van a Miami solo para volver con las valijas turgentes y las tarjetas de crédito fláccidas, aunque éstos no joden a nadie. Y sobre este tipo de viajeros nos advierte Mark Twain por aquello de Even if an ass goes traveling he'll not come home a horse -Si un burro sale de viaje, no vuelve a casa como caballo-; también Kostanjoglo en Las almas muertas: “¡Y hasta hacen expresamente viajes a Inglaterra! Son unos necios. Y vuelven cien veces más necios al regresar del extranjero.”
Ahora, en la última semana he leído dos noticias de este otra clase de viajeros: en la Plaza Mayor, un grupo de turistas holandeses que viajaron a Madrid para asistir a un partido de fútbol de su equipo humillaron a unas mendigas -uno de estos humanoides les arrojó un billete encendido para ver como una mujer se quemaba los dedos para apagar el fuego y rescatar la limosna-. Y hace dos días, un grupo de fanáticos del equipo del Sparta de Praga, que viajaron a Roma para ver un partido de su equipo, orinaron sobre una mendiga. No hay ninguna duda, Coupé zoré milet fait pas choual, por eso se puede glosar "educar a un cabrón no lo hace más gente." También es muy cierto aquello de Even if an ass goes traveling he'll not come home a horse; pero es mucho más cierto que si un canalla sale de viaje vuelve a su casa hecho un hijo de la chingada y mil veces más malparido.
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