Un cuadro de William Turner hallado por azar en la portada de un libro –El Combatiente Temerario remolcado a su último fondeadero para ser desguazado– llama la atención del narrador de esta novela y dispara tanto el recuerdo como la curiosidad, que se abren en abanico hacia el pasado para revisitar la increíble historia de otro barco, el Great Eastern, ícono tecnológico del siglo XIX que supo cargar con innumerables leyendas de sinos y maldiciones.
Si para Mark Twain existen tres clases de mentiras: las mentiras, las mentiras abominables y las mentiras estadísticas, bien se puede inferir que también existen otras tres clases de mentiras: las mentiras, las mentiras abominables y las mentiras sustentadas en fuentes documentales, afirma Danilo Albero, casi como manifiesto o arte poética, en las páginas de Variaciones Turner. Se podría pensar que esta cita establece, queriendo o sin querer, las reglas de esta novela documental –o como el lector prefiera llamarla–; a partir de esta premisa, el autor teje un exquisito facetado digresivo, que remite a la estructura de un monólogo, para alternar pasado y presente, información histórica y técnica, ficción y autobiografía.
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